miércoles, 23 de enero de 2013

INVICTUS

En medio de la noche que me cubre,
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.

Caído en las garras de la circunstancia
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Bajo los golpes del destino
mi cabeza ensangrentada sigue erguida.


Más allá de este lugar de lágrimas e ira
yacen los horrores de la sombra,
pero la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma

(William Ernest Henley)