viernes, 29 de octubre de 2010

EL COLOR DEL DINERO

No me refiero al título de la película de Martín Scorsese en la que un maduro Paul Newman ejerce de maestro de timos y juegos de un joven Tom Cruise, y que es a su vez la continuación de la brillante “El buscavidas”.

No, que no, que esta charla no va de cine, sino sobre una propuesta para cambiar el color del dinero.

Y es que todo tiene una explicación.

Ahora que se ha descubierto el gran fraude a la Hacienda española de muchas fortunas gracias al chivatazo de un empleado de HSBC; ahora que aflora la pasta de cuentas opacas en Suiza ; ahora que los inspectores de Hacienda han denunciado lo que ellos entienden como un "escandaloso trato de favor" a los presuntos defraudadores y acusan a la Agencia Tributaria de ser "fuerte con los débiles y débil con los poderosos".


Ahora me da por recordar una propuesta que se hizo respecto al “color del dinero”.


Partamos de los antecedentes de esta crisis:


Durante muchos años el crecimiento económico español fue fulgurante y basado sobre todo en el ladrillo. Y eso ha significado que se ha movido literalmente mucho dinero; porque a la vez que la burbuja inmobiliaria se ha ido hinchando a base de hacer y hacer más y más casas, muchos han hinchando sus cuentas o sus colchones a base de acumular más y más billetes.


Pepe, el director del banco, le decía a sus clientes que les concedería la hipoteca que quisieran, incluso para pagar muebles y coche. Manolo y María le compraban un piso a Luis, y éste les pedia parte del pago en negro. Mientras tanto, Juan, el tasador del banco, tasaba los pisos por encima para hinchar la hipoteca, y así Manolo y María podían ponerse hasta los muebles del piso. Y todos contentos, el caso era que el dinero fluyera.

Y una vez que la burbuja ha explotado, o más bien se ha desinflado, el dinero ya no corre de mano en mano, las casas quedan , a medio hacer algunas, y otras, ya terminadas, están pendientes de vender.

No hay crédito, no hay compras, no hay ventas, pero sobre todo no se vé dinero contante y sonante.
Los bancos piden más fondos al gobierno, y deniegan en créditos, a la vez que acumulan fincas embargadas que no van a poder vender. (Se las van a comer).
Algunos “Luises” que compraban y vendian pisos a corto y medio plazo, ahora ven que no son capaces de colocar sus “inversiones”, algunas será imposible colocarlas nunca, pues están a medio hacer, ya que muchas obras están paradas.

Los constructores apelan (con dos co.jo.nes) al derecho constitucional a la vivienda, y piden que el gobierno les compre su stock de viviendas rebajado de precio para mejorar su situación.

Es decir, algunos de los que contribuyeron a todo este desaguisado y los que más disfrutaron en la época de bonanza son los que más piden. Pero hay otros que callan y no dicen nada, como son los que acumulan más “negro”.

Y en estas llegó IU, y propuso cambiar el color del dinero.

La propuesta es simple e inteligente, basta con actualizar el color de los billetes de 500 euros, es decir, emitir billetes nuevos con un color diferente y ponerlos en circulación, dando un plazo para cambiar los antiguos.
No está mal la idea, así afloraría parte de la pasta acumulada en estos años de fiesta y cachondeo, más circulante a mano y quizás más dinero invertido, pero sobre todo, al haber más circulación habría más recaudación fiscal, es decir, más ingresos para el estado.

Quien sabe...¿cambiamos el color del dinero?


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